Además, los problemas económicos obligaron al Athletic a desprenderse de dos de sus jugadores más importantes; el portero Andoni Zubizarreta, que recaló en F. C. Barcelona, y el delantero Julio Salinas, que se fue al Atlético de Madrid. El rey promulgó una amnistía general y acató la constitución catalana, aunque Barcelona perdió la gestión de sus recursos militares: las murallas, los baluartes, las atarazanas y el castillo de Montjuic pasaron a la corona, que estableció guarniciones en ellos.
