Con la nueva etapa que se abre en el París Saint-Germain tras una reestructuración deportiva profunda, las preguntas sobre el papel central de Kylian Mbappé se hacen más insistentes. A pesar de ser el rostro más reconocible del equipo y su mayor talento ofensivo, algunos se preguntan si el proyecto deportivo del club debe seguir girando en torno a él o si ha llegado el momento de diversificar las responsabilidades. En cualquier caso, los aficionados siguen apostando por su ídolo, como lo demuestra la popularidad de cada camiseta barata futbol con el dorsal del delantero francés.
El estilo de Mbappé es inconfundible: velocidad explosiva, regate, desmarques inteligentes y una capacidad goleadora que lo ha puesto entre los mejores del mundo. Pero su peso en el esquema del PSG ha sido tan grande que a menudo el funcionamiento del equipo depende casi por completo de lo que él pueda generar. En partidos donde es bien marcado o está ausente, el club ha mostrado dificultades para crear peligro, lo que revela una dependencia estratégica que puede ser peligrosa a largo plazo.
En las últimas temporadas, entrenadores y directores deportivos han tratado de construir un sistema equilibrado a su alrededor, pero sin lograr una estructura verdaderamente sólida. La llegada de nuevas figuras y la salida de otras estrellas podrían ser la oportunidad de repensar ese modelo. La clave está en saber si el PSG podrá evolucionar hacia un juego más colectivo sin limitar el potencial de Mbappé, quien sigue siendo un jugador que puede decidir partidos por sí solo.
Desde un punto de vista táctico, algunos analistas sugieren que Mbappé debería compartir protagonismo con otros jugadores ofensivos, como Ousmane Dembélé o Gonçalo Ramos, para no sobrecargarlo física y mentalmente. Además, en un fútbol cada vez más colectivo, depender exclusivamente de un solo jugador puede resultar contraproducente frente a rivales de alto nivel.
La dirección del PSG, consciente del reto, ha iniciado una serie de ajustes que buscan darle al equipo una identidad más estable y menos centrada en una figura única. Sin embargo, separar al PSG de Mbappé resulta complicado. Él es no solo el goleador del equipo, sino también su emblema en la liga y en las competiciones europeas.
Al final, todo dependerá de cómo Mbappé se adapte a un nuevo entorno dentro del vestuario. Si acepta ceder algo de protagonismo en beneficio del colectivo, el PSG podría encontrar el equilibrio necesario para aspirar seriamente a la Champions League. Mientras tanto, el debate sigue abierto: ¿debe el plan girar en torno a él o evolucionar más allá de su figura?